miércoles, 11 de julio de 2012

A 200 pasos de la orilla del mar


Estoy sola en mi casita blanca a 200 pasos de la orilla del mar. El faro y la luna me hacen compañía.
Las voces de los niños y los viejos en la calle me distraen de la monotonía. 
Cuando por fin el pueblo se calla, me quedo a solas con el ruido del mar y las olas parecen entrar en mi habitación. Me entran escalofríos y miedo, pero luego una rara sensación de paz invade mi cuerpo. Soy libre. El viento se ha llevado el dolor y el rencor. Me levanto y empiezo a bailar y mi alma está inundada de felicidad.
He vuelto a respirar el olor de la libertad.

Fioriblu

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